LAWRENCE
La melancolía corroía sus venas. Era otoño, sus lagrimas resbalaban por sus mejillas cual hoja de árbol caducifolio, así sentía su vida. Era hora de enfrentarse a sus demonios.
Rememoró sus años de juventud, aquellos en los que su vitalidad hacía que su sangre hirviera.
Lawrence nunca fue un hombre bello, pero eso no le impidió que a lo largo de su vida hubiesen pasado por su lecho cientos de mujeres, a las que llamaba para sus adentros, peregrinas. Poseía innatos encantos alejados de su físico, poseía un encanto que le distinguía de otros hombres, las mujeres se rendían a sus pies, mujeres de toda condición.
Lawrence gozaba una gran exquisitez literaria y sabía inteligentemente usarla como parte de su cortejo. Utilizaba un lenguaje barroco, misterioso, que hacía a las mujeres imbuirse por contagio en sus letras. Éstas dotes le convirtieron en un gran conquistador. Disfrazaba sus intenciones con grandes ornamentaciones literarias, era capaz de sumir a las mujeres a través de sus letras mágicas, floridas, en un vertiginoso torbellino de emociones, para así lograr poco a poco que se convirtieran en presas. Así, utilizaba su arma de hombre para pretender a toda mujer que consideraba débil en algún aspecto de su vida. Escogía pormenorizadamente a sus victimas aprovechando situaciones personales caóticas. Era un depredador, un destructor de personalidades y acaparador de libertades. No le importaba en absoluto lo que la mujer de turno sintiera. Sus pretensiones iban más allá, siempre enfocadas a la consecución de un fin: desahogarse sexualmente con ellas.
Ese camino errático, le llevaría años más tarde al dolor y sufrimiento.
Buen relato que engancha desde el segundo uno Rosa, en espera de más capitulos.
ResponderEliminarAbrazos!
Hola amig@!
ResponderEliminarDesde el lugar donde habita
mi corazón, te envio
un abrazo enorme
lleno de cariño.
Gracias por tus visitas
a mi blog
y por tu desinteresada amistad.
Que tengas una bonita semana...
Alexander♥
No se puede ir por la vida aprovechándose de la debilidad de las personas. Tarde o temprano la vida pasa factura...
ResponderEliminarLa echaba de menos, querida y bella madrina de erotismo literario.
ResponderEliminarMe situo en mi ventana favorita para ver la evolución del relato.
Besos.
Ya me vale, he empezado a leer por el final, primero he leido a Thalia. Vaya, si que tiene peligro el chico.
ResponderEliminarA lo mejor el muchachote estaba intentando entrar en el guiness world records como el hombre más seductor jejeje. Mira que si se queda a las puertas de conseguirlo y tiene que volver a empezar... ufff, que cansino tiene que ser eso.
Me esta gustando.
Y más besotes