Bajo el arco de la tarde
nos sorprendió el amor.
Tú, sólo tú,
haz hecho que mi alma vuele.
Esa misma luz nos había ido alumbrando
y permanecía callada,
a nuestra espera;
se hacía ansia
y envoltura, testigo.
Desplegando alas
que revolotean al amor,
te encontré
y me regalaste la dicha.
Ayer es ya hoy,
y hoy ayer,
y mañana;
la caricia ya era y es,
se hace carne.
Manos que recorren pálpitos
y suspiros que escapan.
Y mis ojos te miran,
y se convierten en destellos.
Destellos de estrellas contagiados por tu esplendor.
A dos plumas: José Luis Amaya Zulueta y Rosa Arauz
Precioso poema escrito al alimón. Me ha encantado. Felicidades a ambos.
ResponderEliminarBesos desde mi Jardín.
Qué sensación más hermosa poder plasmar con palabras escritas los sentimientos de dos amantes, y más aún mano a mano...
ResponderEliminarGracias por compartir esos sentimientos.
Besitos compartidos.