martes

MARE NOSTRUM (CAPÍTULO IV)



Ilustración de Soledad Pérez

El amanecer cubrió el cuerpo de Susan con un reflejo azul. Por su mente galopaban todos los hechos acaecidos aquella noche…
El maestro Klaus Faber le contó sus planes sobre la tournée, que comenzaría en Octubre, y su intención de que alguno de los dos participara en ella.
Fabrizio seguía con atención todos sus movimientos, y apenas unos segundos después de que el último de los pasajeros abandonara el Smaila’s Club, se unió a ellos.
Klaus les pidió que tocaran unas piezas para él, y ninguno de los dos opuso ninguna objeción.
- Bueno, Fabrizio, por caballerosidad daremos la precedencia a Susan- dijo Klaus retirando cortésmente la banqueta del piano.
Un instante de silencio, luego, la música lo envolvió todo.
-(Magnífica…)- pensó Fabrizio
- Muy bien- aplaudió Klaus- Una ejecución excelente del Nocturno de Chopin.
- Te toca a ti, Fabrizio- dijo Klaus señalando el piano.
- (Otro estilo…Más instintivo, menos técnico, pero también estupendo)- pensó Klaus
- Óptimo, sin vacilaciones ni incertidumbre- dijo Klaus ladeando la cabeza- pero permíteme un elogio especial para ti, Susan. Nunca había visto tanta belleza unida a tanto talento.
Fabrizio observó en silencio como Klaus elevaba delicadamente la mano de Susan hasta su boca, besándola mientras sus ojos no dejaban de mirarla. No pudo evitar sentir esa rabia interior que le había acompañado durante toda la noche.
Instantes después, Klaus Faber se retiró a su camarote. Fabrizio cogió del bar una botella de cava y dos copas, y agarrando a Susan del brazo abandonaron el Smaila’s Club, en dirección a sus camarotes.
- Es tarde ya- dijo Fabrizio- nos tomaremos esa copa en nuestras habitaciones. ¿Tu camarote o el mío?- ¿Qué te ocurre Fabrizio?, te noto tenso- dijo Susan
- Nada- dijo Fabrizio- simplemente estoy un poco cansado…
- Entonces será mejor que dejemos esa copa para mañana- respondió Susan.
- No cara Susan, deseo estar en tu compañía- dijo Fabrizio acariciando su mejilla suavemente y abriendo la puerta de su camarote- no puedo dejarte marchar, esta noche no…Te necesito- dijo nada más cerrarse la puerta.
- Fabrizio…No sé…- suspiró Susan-. Es todo tan rápido. ¿No crees que podríamos tratar… de conocernos mejor… antes de…?
Se le quebró la voz y no pudo terminar de hacer la pregunta. Fabrizio comenzó a acariciarla, no desvió la mirada azul de los ojos verdes. En ese instante, Susan luchaba como jamás había tenido que luchar. Le tomó las manos con las suyas y las sostuvo a ambos lados del cuerpo.
-Fabrizio…-comenzó a decir.
Fabrizio ladeó la cabeza, y posó sus labios en el cuello de Susan. Al sentir el suave beso, una ola de deseo la hizo perder el equilibrio. Buscó su boca con ansiedad, y entonces, las emociones contenidas se liberaron y la inundaron mientras las manos varoniles recorrían su cuerpo para encender cada poro. Susan era una hiedra que se envolvía en el cuerpo de Fabrizio. Temblaba de deseo. Los labios varoniles volvieron a capturar su boca. Susan luchó con los restos de su voluntad agonizante, estremeciéndose de deseo una vez más. Al sentir que la abrazaba con más fuerza, se dio cuenta de que era la presión de sus propios brazos el motivo de ese acercamiento.
El equilibrio que había querido mantener era ya un recuerdo lejano. Susan supo que deseaba a ese hombre como jamás había deseado nada en el mundo. Quería que la hiciese el amor, que la poseyera completamente. El ardor en su interior aumentaba a cada momento. La razón desapareció por completo. Sólo existía la necesidad de sentirlo, de adorarlo, de percibir ese cuerpo en el suyo…Con manos temblorosas, desprendió los botones de la camisa y tiró de la corbata; la camisa cayó al suelo. El pecho viril era tibio, amplio y delgado a la vez. El fuego que la abrazaba se avivó nuevamente cuando Fabricio se acostó a su lado y la torturó con suaves caricias. Las manos femeninas exploraron ese cuerpo hasta descender a rozar primero, y masajear después los músculos del muslo. Fabrizio gimió de placer y buscó la hebilla del cinturón. Dejó que las manos de Susan vagaran a su antojo por su cuerpo. Lo acarició con ternura, mientras él le quitaba la ropa con gran habilidad.
De pie, desnudos, frente a frente, esos cuerpos se rozaron en un encuentro de infinita intensidad.
El pecho cubierto de vello oscuro se apoyó contra los delicados senos…. El cuerpo de Susan se estremeció y cedió a la violenta pasión que despertó en Fabrizio. La tomó en sus brazos y la depositó sobre la cama. Entonces, la poseyó y Susan gimió de placer en el momento de la suprema unión. La sensación de plenitud que la embargó mientras Fabrizio la llevaba a paraísos desconocidos de placer, aumentó la belleza de ese hombre ante sus ojos.
Las palabras de amor que se escaparon de ambos, los acompañaron en la explosión final y simultánea de sus cuerpos…
Por fin, exhaustos y satisfechos, yacieron abrazados.

7 comentarios:

  1. Waw! Nada mas que decir! Solo Wawwww!

    ResponderEliminar
  2. Esperando la siguiente entrega...

    Fabrizio... mmmm que recuerdos, tuve una novio que se llamaba asi jajajajaja, italiano como no, latino también en fin, deliciosa entrada linda.

    Feliz semana, besos y abrazos desde la distancia.

    Por cierto linda tengo unos regalitos que me gustaria compartir contigo pero no se donde enviartelos.

    ResponderEliminar
  3. Este capítulo me encanta...y el dibujo de Sole, ¡uf!, superior

    ResponderEliminar
  4. "El pecho cubierto de vello oscuro se apoyó contra los delicados senos…"

    Delicioso, Lady Nélida.

    Ya iba siendo hora de que las cosas se escriban como son y no a la cera.

    Besos Lady.

    ResponderEliminar
  5. Gracias Beau, ¡me encantan los hombres con pelo en pecho!. Me parecen muy varoniles y seductores...

    Besos, caballero andante...

    ResponderEliminar
  6. Es todo tan romántico... y a mi que me gusta Klaus...


    Buenos días y feliz jueves para todos

    ResponderEliminar

Déjate fluir