sábado

MARE NOSTRUM (CAPÍTULO XI Y XII)




CAPÍTULO XI

Pasquale contemplaba con agrado los racimos de uvas.
La vendimia de ese año no había sido fácil. Se venía de un invierno frío, incluso con nieve, que había eliminado muchas posibilidades de enfermedad de las cepas. La primavera lluviosa aseguró unas reservas de agua adecuadas para poder hacer frente a los calurosos veranos que caracterizaban el clima de Bonito, pero...llegó lo inesperado, las lluvias intermitentes de finales de Agosto y Septiembre, que preocuparon bastante a Pasquale. Habían tenido que hacer una selección muy minuciosa de la uva, pero se había conseguido unos niveles de calidad muy elevados. No siempre se lograba un grano tan sano y con un grado y una acidez tan adecuados.
La variedad de uva que cultivaban Fabricio y él en sus viñedos era uva agliánico, con denominación de origen Taurasi. La fermentación la hacían en depósitos de acero, y la maduración en barricas de leño. Se podía afirmar con absoluta certeza, que el agliánico era totalmente indiferente al paso del tiempo.

En 1920, su abuelo Giovanni fundó la Cantina Greci, que comenzó a construirla un poco por juego, un poco por apostar por una idea que siempre le rondaba, descubrir los aromas y sabores del apreciado vino de su tierra. De pequeños, Fabrizio y él recorrían ese misterioso mundo subterráneo, con enormes bloques de muros de piedra, arcos y techos abovedados, haciendo volar su imaginación.
Al llegar a la adolescencia, comenzaron a interesarse por el negocio, aprendiendo todo lo necesario de las manos del mejor maestro, su abuelo. Cuando murió, se pusieron al frente de la Cantina, y gracias al magnífico trabajo de Pasquale, al mimo y delicadeza con la que trataba los viñedos, y a la astuta labor comercial de Fabrizio, la Cantina Greci se había convertido en uno de los principales referentes irpinos, consiguiendo la ansiada categoría DOCG, el cuarto escalón de la pirámide de clasificación, obtenido un lustro después de la anterior, la DOC, un merecido reconocimiento a su calidad, mantenida año tras año.
-¡Tenemos que celebrarlo, Pasquale!- dijo Fabrizio estrechando a su hermano. Lo hemos vuelto a conseguir.
-Sí, aunque no las tenía todas conmigo...-respondió Pasquale lanzando un suspiro al aire.
-Tengo que ponerme manos a la obra. Voy a empezar a enviar las invitaciones para la cata de la añada 2008, y a programar varios viajes para visitar a alguno de nuestros clientes. Presiento que el pedido de Carmine Pecorelli será muy importante este año- dijo Fabrizio.
Eran necesarios más de dos años para su envejecimiento, pero sus clientes más fieles lo reservaban desde que se sabían los parámetros de calidad. El vino restante lo vendían en las diversas catas programadas durante el año, reservadas a un público muy selecto, que año tras año difundía el nombre de la Cantina Greci por toda Italia.
Ya en su despacho, Fabrizio comenzó a hojear el correo, fiel a su rutina diaria. Su secretaria se lo dejaba puntualmente encima de su mesa todos los días, junto con la lista de los mensajes más urgentes, y el periódico.
-Isabella, alma caritativa, ¿podrías traerme un café bien cargado?. Necesito una buena dosis de cafeína que me ayude a despejarme. Hoy tengo que tener bien despiertos todos los sentidos. ¡Comienza la batalla!- dijo Fabrizio a su secretaria a través del intercomunicador.
- Voy a tener que pedir que te instalen una cafetera en tu oficina, Fabrizio, últimamente me interrumpes demasiado con los cafés…¿o es para poder contemplar mi belleza?- respondió Isabella
-¡Me has pillado!, querida cuñada, y además preparas el mejor cappuccino del mundo- dijo Fabrizio riéndose.
- ¡No tienes remedio, adulador!- dijo Isabella soltando una sonora carcajada.
Poco después, apurado el café, Fabrizio se dispuso a hojear Il Mattino.
Siempre comenzaba por la sección cultural, en busca de noticias sobre sus más cercanos competidores vinícolas, y el programa de conciertos y espectáculos de La Campania. La noticia destacada de ese día era la entrevista concedida al dueño de La Cantina Conza, una de las más importantes de la provincia de Avellino. Nadie dudaba que 2010 iba a ser un excelente año para los caldos.
Al pasar la hoja, Fabrizio se encontró con esos ojos verdes que tanto amaba…


CAPÍTULO XII

La suave y aterciopelada caricia de los pétalos de rosa, despertaron a Susan. Los rayos de sol entraban discretamente por la ventana, convirtiendo la silueta de Klaus en una especie de aparición celestial.
Susan abrió los ojos perezosamente, mientras un intenso aroma a café y pan recién tostado perfumaba la habitación. Sus labios dibujaron una sonrisa.
-Despierta dormilona. He traído el desayuno- dijo Klaus pasando suavemente la rosa por el rostro de Susan.-Uhmmm. Debo de haber muerto y ahora me encuentro en el cielo…estoy viendo un ángel- dijo Susan remoloneando.
-Y pronto me convertiré en demonio si no te levantas ya- dijo Klaus, mientras comenzaba a hacerle cosquillas por todo el cuerpo
Susan saltó de la cama rápidamente. No había ni un centímetro de su piel que fuera inmune a las cosquillas. Se puso una suave bata de seda color esmeralda, y se encaminó hacia la mesa.


-¡Qué hambre tengo!- dijo frotándose el estómago y acercando su silla a la mesa.
-Mira la página cincuenta y dos, Susan- dijo Klaus acercándole la prensa diaria.
Susan cogió el periódico y, sin soltar la tostada, fue pasando las páginas hasta llegar a la que Klaus le había dicho. Una foto a todo color la estaba esperando. Ahí estaba ella, con su hermoso vestido de noche color marfil, que resaltaba aún más el verdor de sus ojos y el cobrizo de sus cabellos, peinados con un elegante recogido. Su suave y blanca piel lucía un bonito bronceado, adquirido meses atrás, que acentuaba sus pecas. La noticia destacaba su impecable participación junto a Klaus.
-Has conquistado al público y a los críticos, Susan. Y esto es sólo el principio de una larga lista de éxitos.- dijo Klaus besándola en el cuello.
-Hay que reconocer que las críticas son muy buenas...-dijo Susan emocionada
-Nos esperan unos meses muy intensos, Susan. Vas a tener la ocasión de leer noticias así continuamente, te terminarás acostumbrando-dijo Klaus sonriendo.
-¿Cómo va la venta de entradas?-preguntó Susan.
-¡Todo vendido!-exclamó Klaus. Las primeras entradas en agotarse fueron las de Reutlingen y las de Caserta, el palacio donde despediremos la tournée.
-¿Reutlingen?- preguntó Susan
-Mi ciudad natal...te encantará Susan- dijo Klaus con una enigmática mirada en sus ojos.
Susan no preguntó por Caserta, porque sabía perfectamente donde se encontraba. En la Campania, la tierra de Fabrizio...



3 comentarios:

  1. OMG! Que pena para ella sin saber que conversaba con su hija, pensando que solo fue un juego para fabrizzio...

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  2. Es la vida, que a veces nos juega malas pasadas...

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  3. Té mataste toda Nélida.

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